El fin de semana pasado tuve la suerte de ir a trabajar con Ringana al Verdeando Fest de Gijón. Soy de esas personas afortunadas que disfrutan tan apasionadamente lo que hacen que les cuesta llamarlo trabajo. En esta ocasión el evento no podía ser mejor. El Verdeando Fest en su primera edición ha demostrado que lo que viene es verde y mucho.
Acompañada por mi amiga y compañera Marta Sáez, nos dispusimos a pasar tres días al aire libre y zambullidas en la mejor de las tendencias: el veganismo. El veganismo para quien aún no lo sepa es una tendencia que nació en el año 1944 y que va más allá del vegerianismo estricto evitando no sólo comer alimentos de origen animal o derivados sino también usar cualquier producto en el que haya algún componete animal como ropa o zapatos así como cosmética. Ésta, ha de ser 100% de origen botánico. Y ahí estábamos nosotras para explicar alegremente a quien nos quisiera escuchar que esa cosmética existía con un plus de frescura y la teníamos nosotras.
Muchas veces he explicado Ringana, en ocasiones centrándome en la maravillosa sinergia de sus componentes, en otras en la fantástica tecnología de su laboratorio, en la forma ecológica de elaborar todos sus productos, mas en esta ocasión el protagonista fue sin lugar a dudas el veganismo.
Imposible contabilizar la gran cantidad de personas y mascotas (porque vinieron muchas) que visitaron tan magnífica iniciativa. Por no hablar de «lleno absoluto» de la sala del Museo del Pueblo de Asturias donde dimos una charla sobre cosmética vegana. Raquel, la encargada de organizar el evento fue un amor y al final del mismo nos habíamos convertido todos en una gran familia.
Puede pasar mucho tiempo pero yo siempre recordaré este fin de semana como la revelación de que hay un movimiento, el veganismo, que aunque lleva años siendo una corriente, sino que le pregunten a mi amiga Antonia, una veterinaria con alma revolucionaria, llega el momento de decir que simple y sencillamente es lo que viene o es más, ya está aquí.
Y eso es glorioso porque definitivamente nos estamos dando cuenta de que podemos existir sin necesidad de sacrificar la vida o la libertad de otros seres, de que podemos vestir o cuidar nuestra piel de forma consciente y que las generaciones venideras hereden un mundo mejor, como diría mi amiga Marta.
No me puedo despedir sin dar las gracias a la maravillosa y verde Asturias y a todas esas personas que conocí y con las que vibré en la mejor de las sintonías, en especial a Elena, Begoña, Alicia, Nilda y mi amigo Jaime y sus maravillosos filtros de agua.
Os dejo un pequeño video cargado de la magia del momento. ¡Puxa Asturies y hasta la vista!