Este fin de semana nos hemos reunido socias y socios de todas partes de España para celebrar nuestra Academia de Ringana anual, en esta ocasión en Madrid.
Se trata de la quinta Academia. Las anteriores fueron Barcelona 2015, Valencia 2016, Barcelona 2017 y Mallorca 2018. Anteriormente había que ir a Austria para asistir a una Academia así que ahora estamos de lujo. A todas he tenido la suerte de asistir y en todas he tenido el honor de participar en alguna ponencia.
Pero más que de mi ponencia, que por cierto, fue tal y como la había proyectado: emotiva y cercana, quiero hablar de algo más importante y que necesito dejarlo registrado en este rincón virtual para refrescar mi memoria de cuando en cuando porque, honestamente, no quiero olvidar ni un solo detalle de este encuentro.
Lo digo con vehemencia porque mi corazón y todo mi espíritu se ha llenado de una energía motora que si la tradujera en botellitas de Chi, nuestra bebida energética, sería la correspondiente a un palet y medio
¿Qué es lo que causa tal sunami de emociones? La respuesta no es sencilla porque tiene que ver con muchos factores. Me explicaré:
1- Por un lado Ringana, como Sevilla, tiene un color especial. Y eso se nota, se siente, se palpa y se absorbe en cada uno de los eventos que genera. Ese aquel que la hace diferente es especialmente su filosofía, su buen hacer, querer que el mundo sea un lugar mejor, más sostenible y ético. Un lugar donde exista el respeto más absoluto a las personas, a los animales, las plantas y a todo ser vivo por pequeño e insignificante que sea. Ese pensar en el legado, en lo que pasar por el mundo significa y en querer dejar una huella que marque un camino que puedan seguir otros. Ringana es pura, Ringana es luz y nos ilumina con fuerza en cada evento que hace.
2- Por otro lado somos nosotras, las integrantes de este sistema de socios, las responsables por así decirlo, de que Ringana sea tan atractiva. Nosotras en general, tenemos un no se qué, cálido, cercano, fresco, como si en nuestro ADN ya aduvieran los genes ringaneros y se activaran en el momento de darnos de alta como socias. Sería capaz de identificar a leguas a una ringanera, se nota desde lejos, es una luz muy especial la que nos envuelve, y lo sabemos.
3- Si por un lado es Ringana, por otro lado Nosotras, hay un tercer vector en la ecuación que también es fundamental. Una misma. O dicho de otra forma, creo sin lugar a dudas que así como estemos vamos a poder absorber más de estos eventos o menos. Que depende también mucho de cómo nos encontremos, de nuestra situación personal.Y en mi caso en particular me ha ayudado el sentirme abierta para potenciar los efectos saludables de esta Academia memorable.
Pero hay algo más, el factor determinante diría yo. Del roce nace el cariño, las cosas como son y ya algunas de nosotras nos vamos haciendo veteranas en esta maravillosa aventura. Algunas de nosotras nos vemos de Academia en Academia, a veces, pasa hasta un año, pero ya son muchas las Academias y eso nos va dando una familiaridad con todas las compañeras que allí se reúnen. Nos sentimos queridas, apreciadas y reconocidas. Sentir que somos compañeras de barco remando hacia el mismo puerto con asientos separados pero con un objetivo en común.
Es muy agradable irnos conociendo y reconociendo en el camino, esto ayuda a no sentirnos solas, que no lo estamos. Ayuda a compartir experiencias y vivencias. Ayuda a crecer y a mejorar, que supongo que de eso va una Academia, y es por eso que salimos henchidas de alegría y agradecimiento
Y sí, hubo ponencias fantásticas donde aprendimos lo más grande, como dicen en el sur. Y se comió de maravilla y además vegetariano, y la fiesta de la noche estuvo realmente bien. ¡No faltó un perejil!
Todos los detalles del mundo y unos cuantos astros alineados hicieron de la Academia de Madrid un evento memorable que nos deja con ganas de más y que nos ha dado un buen empujón para seguir escalando metas con Ringana
Hasta la próxima